¿Cuándo una persona aprenderá a identificar a su único y verdadero amor? Y ¿A cuantas personas hay que lastimar para llegar a el? Desgraciadamente, cuando te das cuenta de que en realidad has tenido a ese amor a tu lado, es cuando este ya se ha ido y generalmente, es casi imposible poder regresar a lo que ya algún día fue.
Aun así, sabiendo que nada de lo que fue volverá a ser, siempre mantenemos una ilusión que aviva y hace crecer una falsa esperanza, tan solo para que la realidad aparezca y destroce toda una vida de ilusiones, y con ella, tu esperanza de continuar ahí, a su lado.
¿Cuantas veces hay que tirar el corazón a la basura?, y cuantas tenemos que volver a recogerlo, por que cualquier movimiento suyo, solo sabemos interpretarlo como un indicio de que ella aun siente por lo menos un poco de lo que sintió alguna vez y esperando que te quisiera tanto como tu la amas a ella. Volver a compartir los buenos y malos momentos juntos y salir vivos y más fuertes de todos ellos.
Tanto pensar, tanto ilusionar, tanto girar en el mismo error, y de pronto, sin más, volver a caer. Es profundo el precipicio en el que todos caemos, y este crece cada vez que damos vueltas pensando como recuperar lo que ya hemos perdido.
Pero de todo nos cansamos en algún momento, hasta de caer, el verdadero problema es, ¿Cómo detener la caída y comenzar a subir? ¿Qué tenemos que hacer? Y sobre todo, ¿De que debemos darnos cuenta para decidir dejar de caer?
¡Darnos cuenta!… alguna vez escuche que el amor es ciego y que no entiende de razones, pero sobre todo necesitamos ver, que en realidad todos los caminos que nos llevan al fin de nuestra caída, o al inicio de nuestro ascenso, requieren de un grado determinado de dolor.
Pues cada movimiento que realicemos para alcanzar a ser tu y dejar de ser la mitad sin ella y volver a ser uno completo, cosas como guardar todo en lo mas recóndito del corazón, por que no somos capaces de olvidar, incluso intentar odiar.
Todo esto solo sabe producirnos dolor por lo que significa para nosotros; o ilusión pues cada vez que creemos haberla olvidado nos damos cuenta de que en realidad sigue ahí, e incluso la adoramos y amamos mas de lo que ya lo hacíamos antes, que nunca se ha ido y que no hay modo de olvidarla; incluso llegamos a sentir resentimiento al preocuparnos mas por lo que podemos llegar a perder, que lo que podemos ganar.
Dolor, sufrimiento… es difícil admitirlo pero todos caemos en algún momento, es tan difícil como admitir, que jamás dejaremos de amarla, que siempre la querrás igual o mas de lo que la amas ahora, que nunca podrás olvidarla, que lo único que podemos hacer es engañarnos a nosotros mismos, disfrazar al amor, esconderlo para nunca jamás encontrarlo, levantar un muro a su alrededor para no tener acceso a el o guardarlo en una caja y destruir la única llave.
En nuestro mundo, esto tiene varias corrientes, con su respectivo nombre, algunos lo llaman odio, otros lo justifican como “Se perdió la magia” o “Ya no hay la misma química” o como la mayoría prefiere decirlo, “Hay que hacerse a la idea”.
Que deprimente puede llegar a ser el darnos cuenta de que solo engañándonos a nosotros mismos podemos ser capaces de volver a subir, tener que disfrazar u ocultar todo lo que alguna vez significó todo para nosotros, que fue nuestra fuerza, nuestro apoyo. Tener que encontrar otro lugar de donde sujetarnos y poco a poco, comenzar a ascender.
Tanto dolor, tanto sufrimiento, agonía… Lo cierto es, que algunos se quedaran en el fondo, creando hoyos para tratar de tapar los que se formaron anteriormente, así como habrá también quien logre cosechar los frutos de la experiencia y encuentre la estabilidad esperada, por igual habremos algunos, que nos volveremos a ilusionar, que volveremos a caer, a sufrir, que nos volveremos a engañar una y otra vez para lograr subir nuevamente, hasta que por fin podamos ver el valor de la gente que nos rodea, la que nos apasiona, nuestro valor mismo como persona, el de tu amor, y el amor del prójimo.
Por que solo así aprendemos a amar…