Albin Lainez

de guardia

 

 

 

 

 

un hombre asiento en penumbras

recortado por sinfín de asuntos

bajo el único tubo

de oficina 2 por 2

en un enorme / vacío / retinto

edificio mole de cemento

con inerte fachada estilo sesentas

 

un ser

ya sin género ni especie

(aunque casi yermo)

carente de pasado y porvenir

como pausa entre

semejante carga horaria

olvidado del mundo y en consecuencia

solitario a más no poder

piensa escribe

lo comprendido gracias al rescoldo

anímico que resta

no memora no programa

imagina algo en ciernes

equivalente a una vida plausible

allí afuera donde la conjura no duerme

 

es poeta

ocurre en trance autoprovocado

fuma ceba mate y continúa

un interno alegato

por el instante exiguo que media

de pensamiento a letra

se comprende fútil

mortal sin remedio

y desertor en potencia

 

tras el portón de aliento férreo 

presiente que arrecian oportunidades

entonces

torna al estadío símil letargo

pero desconoce el cómo

su mano impele signos

por fuera de una voluntad ya vacía

 

así perdura

hasta que detonen novedades

contra ese portón de frontera

que es también parapeto

obligándole a revivir

durante otro tiempo incierto

para involucrarse con multitudes

ciegas a un seguro  revés como especie