un hombre asiento en penumbras
recortado por sinfín de asuntos
bajo el único tubo
de oficina 2 por 2
en un enorme / vacío / retinto
edificio mole de cemento
con inerte fachada estilo sesentas
un ser
ya sin género ni especie
(aunque casi yermo)
carente de pasado y porvenir
como pausa entre
semejante carga horaria
olvidado del mundo y en consecuencia
solitario a más no poder
piensa escribe
lo comprendido gracias al rescoldo
anímico que resta
no memora no programa
imagina algo en ciernes
equivalente a una vida plausible
allí afuera donde la conjura no duerme
es poeta
ocurre en trance autoprovocado
fuma ceba mate y continúa
un interno alegato
por el instante exiguo que media
de pensamiento a letra
se comprende fútil
mortal sin remedio
y desertor en potencia
tras el portón de aliento férreo
presiente que arrecian oportunidades
entonces
torna al estadío símil letargo
pero desconoce el cómo
su mano impele signos
por fuera de una voluntad ya vacía
así perdura
hasta que detonen novedades
contra ese portón de frontera
que es también parapeto
obligándole a revivir
durante otro tiempo incierto
para involucrarse con multitudes
ciegas a un seguro revés como especie