Voy poniendo proa hacia tu puerto
con la velas en alto
y los deseos tremendos.
Me dirijo a toda prisa
Hacia el embarcadero
de tu cuerpo.
Te llenaré,
la vida de antojos,
te vestiré de besos,
amaneceré amándote
y me inclinaré ante el diamante
que me ofrendaste en la playa
aquel memorable día
que por primera vez,
te robe los exaltados besos.
Ya no hay mares que nos separen
ni cargas que llevar lejos,
sólo hay un amor
de esos que someten
y despiertan las pasiones.
Voy corriendo hacia tu puerto,
recíbeme con el trofeo desnudo
de tu ardiente cuerpo,
que la noche se haga corta
entre gemidos y besos.