“Aquella triste pregunta sin una respuesta
es tan símil como una tarde de sol sin su glamurosa puesta,
tan compleja como lo es el agua pura
como lo es un tonto querer explicar de tus labios la dulzura,
ya que para ser aquel hombre de ese digno roce
se necesita más que ser hábil, ágil y puntual que las mismas doce,
y yo no seré quizás el ser más digno en el entero mundo
pero sé que de no decirlo ahogaría mis ansias en este silencio profundo…”