Aplacar la miseria
con planes sospechados
de prebenda artera,
es enervar la sangre
de un cuerpo adormecido
por esperanzas rotas.
Pulula la injusticia
en los barrios carentes
de cloacas prometidas,
mientras
en las parrillas de comensales necios,
se cocinan negocios.
¡Ay, verdad!
¿cuando comenzará a llover en mi País
la sangre oculta de los niños hambrientos?
¿Cuando podrás justicia, aparecer?
Eterna , majestuosa.