Animales malheridos
por la frialdad que os visito
cercenando vuestro futuro,
aportando a la cabalgadura,
amargura, una fatal desdicha,
baraja de cartas marcadas,
con nociva e insana,
con pestilente frustación.
Frustación la cual arrima y amarra
temblores, tenebrosos miedos,
un mandato de opresión,
frustación la cual condena
y exenta de contemplaciones
al beneplacito destino,
junto a la paz serena,
sobre la transparencia del rio acuchilla,
endiosada ajusticia sin pudor.
Frustración (falta de tregua),
esa misma que conmina
al hombre, para tome el brebaje,
para nunca sane
aquel ácido dolor,
a que él,
con veneno se salpique,
sufra el peso de sus penas
todas venidas por huellas,
por justa celosía,
desparramada por las vías
por dagas del desamor.
Hombre incapaz
de desterrar la sal de sus lágrimas
sucumba ante mil demonios del infierno
perdiendo la dignidad
y el cobijo del pudor,
evaporándose la beldad de siluetas,
la consistencia de futuros viajes
que engendrarían la valía en la autoestima
de ser por naturaleza uno,
de alegrarse de tal cual solamente
ser un caminante solitario, ser un yo.
Animales vagabundos
destinados a ser errantes,
fatalidad y perdedores;
al contemplar la impronta del pasado
y negándoos,
no completaros en el hoy,
así permitiendo que los quejidos sean taladros
perforando vuestras crisma,
vuestras sienes,
otorgandoos significados
cuales abarcan unos harenes plagados
de doncellas maquilladas
con castrante desilusión,
y por supuesto un pellizco
o la absoluta destrucción.
318-omu G.S. (bcn-2011)