I.
Mientras las sobras de la voluntad resisten,
mientras el ingenio para deshacer problemas, aguanta,
y también la viveza para acallar fracasos, alcanza:
te crees fuerte, te sientes poderoso,
te sostienes sin miedos.
Escondiendo la humildad nata,
te enfundas, aún con esfuerzos,
en la terquedad…
No te das tiempo para pensar y encontrate.
No le das tiempo a tu simple yo para indagarte.
II.
Un día caes sin saber hacia dónde.
Las debilidades te arrastran,
ellas no preguntan si quieres.
Caes y te hieren,
caes y entristeces.
III.
Aún ese día,
después de haber creido ser todo,
aunque hayas negado necesitar quien te ilumine,
aún después de haberle dado la espalda,
El,
a su modo,
entrará en tu alma sin tener que pedirle,
cobijará tu cuerpo con sus fuerzas cual abrigo,
será tu guía, tu inspector y tu amigo.
IV.
Será algo difícil de explicarle a tu yo abatido
Y sin miedos comprenderás que Dios en ti ha nacido
Jose Memijos