Odio, sin saber del todo odiar, a los que han acondicionado la estética del cuerpo a lo largo de los tiempos.
Odio los cánones de la belleza que imponen con sutileza los asesinos.
Odio a los que hemos decidido que esto así sea.
Odio los acuerdos sociales que todos aceptamos y con los que otros nos conformamos.
Odio a quienes se adaptan a la moda y no la moda a ellos/as.
Odio a los que señalan con el dedo a una persona porque es gorda, flaca, baja, alta, etc, etc.
Odio a esos padres que inculcan a sus hijos (desde pequeños) El “cuerpo Perfecto”.
Odio a los que viven odiando su sobrepeso o su delgadez.
Odio a los que no saben aceptarse como son y por consiguiente no aceptan a los demás.
Odio a aquellos que presionan con publicidad subliminal a los jóvenes a cambiar su figura personal.
Odio a los medios de comunicación que enfatizan la relación entre la delgadez y el éxito.
Antonia Ceada Acevedo