Basureros humanos
cementerios de mentes,
comidos por gusanos
mostrándome los dientes.
Destrozadas las manos
¡Un día fueron gentes!
Cadáveres dormidos
de muerte relucientes.
Con los ojos hundidos
desperdicios de gentes.
En sus fosas inmoviles
cual niños inocentes:
discretos y callados,
serenos y agotados,
llorados y olvidados.
Así acabamos todos
los fósiles vivientes.
Tendidos sobre lecho
con sábanas de tierra,
muy oprimido el pecho
como héroes de guerra.
¡Termina la batalla
que nunca acabará,
porque a toda vida
la muerte truncará.