Rosa de los vientos

Sombra

Te oí llegar esta mañana

no hiciste ruido, pero te sentí

sin haberte visto, sí

en la oscuridad de la madrugada.

 

Me mirabas desde el costado izquierdo de la cama

preguntándome algo que sabías no podía responder

intentando descifrar mis sueños de ojos cerrados

y espalda blanca,

iluminada apenas por el hilo de luz

que intentaba atravesar la persiana.

 

Sabía que estabas ahí

observándome, escrutándome.

Desesperada en tu inmovilidad quise despertar

pero más rápida fue tu mano en mi condena.

 

Acariciaste mi pelo y besaste mi  frente

la tristeza circuló por mis venas,

ya no quedaba sangre,

no resistí la pena

lloré desconsoladamente luego que cerraste la puerta.