El cielo espera, y se torna gris.
Hasta la naturaleza, presiente el fin.
Y los àngeles guardaron silencio.
Se acerca el fin, sòlo se destaca lo importante.
La cercanìa de la muerte destila lo vital.
Lo trivial pasa por alto. Con su tùnica empapada
en sudor, por el miedo que lo agobia.
Jamàs se sintiò tan solo.
Su corazòn humano esperaba que el padre
celestial, lo eximiera de ese trance, rogò
por otra salida. Y sufre su angustia sòlo.
Su congoja no conmoviò a nadie.
Sus discìpulos lo dejaron sòlo.
El señor del universo no querìa estar sòlo.
Tenia que ser un beso.
La vìbora con su boca mata.
Pinto esto con el negro de la injusticia.
Con el verde de los celos.
Con el rojo de la sangre inocente de nuestro señor.
¡Traiciòn! sal en una herida.
Es màs que la soledad, la soledad te deja frìo.
La traiciòn cierra la puerta.
Es màs que la burla, la burla clava el puñal.
La traiciòn lo revuelve.
Es màs que un insulto, el insulto ataca el amor propio.
La traiciòn rompe el corazòn.
Y la traiciòn lo llevò a la cruz.
La cruz el cènit de la historia, el pasado señala hacia ella.
El futuro depende de ella.
La luz del mundo fuè envuelta en una tela y sellada en la
oscuridad. La esperanza de la humanidad fuè encerrada
en una tumba. Jesùs se hundiò en el lodazal humano.
Y se introdujo en la caverna oscura de la muerte por
nosotros y emergiò vivo.
El sìmbolo de su victoria. ¡La tumba vacia!