Difuntos en la alcoba
Anoche hicimos el amor
que extraño fue todo
mi alma sentía dolor
y mi espíritu sin acomodo.
Abrí mis ojos mi bella dama
y confundiese con lámparas
el fluorescente de tu sangre.
Un gemido que perturba
de tu piel fría me decía
que la vida se nos iba,
que la vida se nos iba.
Dios del cielo
prepara cama para dos
y un cesto de basura
con suficiente tamaño
para nuestras vidas…
Desperté sin despertar,
era mi vida que se iba,
mi alma sentía dolor
moríamos mientras amargados
hacíamos el amor,
yo odiándote, tu odiándome
yo amándote, y tu...
solo tu sabes lo que por mi sentías…
En esta fecha de tantas cenizas
donde cada momento corre a prisa
trate de barrer malos pensamientos
con la duda amarrada a la escoba,
fue inútil,
y con razones de sobra
amanecimos
difuntos en la alcoba...