Sonríes... en tu cara de muñeca enamorada
se dibuja una mueca de tristreza.
¿Será que no basta la belleza
para apresar una pasión desenfrenada?
Esquivar quisieras mi mirada
al mover con inocencia la cabeza.
Empieza el palpitar acongojado...
El corazón lo intuye con certeza...
Me miras... el brillo de tus ojos se ha enturbiado,
aflora el llanto con viveza.
Mustia la piel exuda su pecado,
exhalas del amor tus imprudencias.
Pues siendo que al placer te has entregado,
olvidaste prever sus consecuencias.
La dicha que hasta ayer habías gozado,
transmuta la alegría en desespero.
Resuena en el tañer de las campanas,
tu angustia abarca el mundo entero.
Repiqueteo inquieto, delirante,
sentenciosa: gritando alucinante
la conciencia impele actuar ligero.
Llama a pensar en lo que viene por delante,
sabiendo que este amor fue pasajero.