Yo soy el rayo, la dulce brisa,
flor peregrina, rama tronchada;
lágrima ardiente, fresca sonrisa,
yo soy quiém vibra,
flecha acerada.
Hay en mi esencia, como en las flores
de mil perfumes, suaves vapores.
Y su fragancia fascinadora
trastorna el alma de quien adora.
Yo mil aromas doquier prodigo,
y el más horrible dolor mitigo,
y en grato, dulce, tierno delirio,
cambio el más duro, cruel martirio.
!Ay!. Yo encadeno los corazones,
más son de flores mis eslabones.
Navego por los mares,
voy por el viento,
alejo los pesares
del pensamiento.
Yo dicha o pena
reparto a los mortales
con faz serena.
Poder terrible, que en mis antojos
brota sonrisas o brota enojos;
poder que abraza un alma helada,
si airado vibro,
flecha acerada.
Doy las dulces sonrisas a las hermosas,
coloro sus mejillas de nieve y rosas,
humedezco sus labios, y a sus miradas
hago prometer dichas no imaginadas.
Yo hago amable el reposo, grato, alagueño,
o alejo de los seres el dulce sueño.
Todo a mi poderio rinde homenaje,
todos a mi corona dan vasallaje;
Soy Amor, rey del mundo; niña tirana,
ámame, y tu la reina
serás mañana.
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