En cada rincón de mi cuerpo inerte
tu aroma ha sembrado la flor más bella,
amor de reyes ha sido tenerte
como divina luz de mis estrellas,
mujer, eres la amante de mis noches
yo tan sólo vivo para quererte,
quédate sueño eterno, aquí a mi lado
déjame saciar tu alma como siempre
amada nocturna que a mí ha llegado.
Yo espero que tu sombra cada noche
se cuele hasta el infinito de mi ser
poséeme hasta que mi piel no soporte
y morir entre tus brazos de placer,
dicha mía, regalo de los dioses,
espera conmigo el nuevo amanecer.
Cuando te vas, me queda esa ventana,
horizonte perdido, sin colores,
carente de caricias y de amores
cada vez que te vas por la mañana.
Cuando la noche nueva ya se acerca
florecen de mi mente los tambores
los ritmos nocturnos sobre mi cama
se van de mis sentidos los temores
se los llevan tus besos cuando me amas.