Fue lejana ciudad del sol naciente
testigo fiel de la crueldad humana
donde una madre contenta esa mañana
al hijo pequeño, besábale la frente.
-Estamos en guerra, ten presente
más la escuela te espera con cariño
regresa pronto mi querido niño
no quiero sentirte tan ausente.
Retornaba a su hogar el hijo amado,
cuando estalló la bomba tan atroz
¿como reconoció al ser tan adorado?
después de esta experiencia ¡oh mi Dios!
todo su cuerpecito estaba lacerado
cuando le dijo:-¡Madre! reconoció...¡su voz!