Diego Cobos

SEDIENTOS

           El.-  Mi cuerpo yarce en tu lecho florido y hermoso donde            

                  quemamos nuestra pasional vidas siempre buscando mas

                   nunca encontramos el final.

 

              Tu cuerpo ardiente muerto de sed, donde mi cuerpo brota

              agua, para calmad vuestra sed.

 

              Tus pezones rosados como capullos de primavera quiero

              comer.

 

              Dormida sueñas conmigo, y le dices al viento

              gracias por elevarme al cielo.

 

              Yo con mis ojos cerrados, te imaginaba en aquel momento

              besarte de esa forma y describirte lo que quería, que me

              atrapases en tus brazos, caricias, miradas con tu forma de

              amar exacta y sencilla.

 

       Ella.- Cuando abrí los ojos imaginaba que ya estaba allí me tenias

              entre tus brazos piel con piel, desnudos lo que en verdad

              deseábamos ser uno de otro, donde paulatinamente fueron

              noches enteras amándonos, hablando con miradas y señales

              paso a paso, lo que queríamos que sucediera.

 

       El.-  Con mis manos recorría tu cuerpo, quemaba cada vez más el

             deseo ardía, yo en llamas de tanto placer, mi amor corría a lo

             que el destino mutuo de amor nos invitaba.