Cuando la muerte deja de pesar
nos iluminan los destellos de diamantes
de aquellos que supieron amar.
Tristes gotas de rocío
de un amanecer gélido
de sonrisas ...
Sucumben las estatuas prendadas.
Los caminos expiran a
la sombra de una maligno relámpago.
Sonidos de pasos en cada neutro escalón.