Eduardo Angeles de Rivero
No sé si fue casualidad o fue el destino
que hizo que nos cruzáramos en el mismo camino.
No sabías de mi existencia aún así me esperabas,
y fui a tu encuentro como a una cita
previamente concertada.
De porte majestuoso, hablar pausado,
de belleza sobria y sonrisa austera,
bebió mi alma el néctar de tus delicadas maneras.
Fuiste la luz en mis horas primeras
en la que anduvimos juntos
por el sendero asfaltado de duras tareas.
Rumor del río que baja por las quebradas
rosando las piedras sus aguas agitadas.
Paisaje de cañas y de altas montañas,
guardan silentes recuerdos en sus entrañas
La vida nos lleva por el mismo camino
siguiendo la ruta que nos trazó el destino.
Eduardo Angeles De Rivero. Todos los derechos reservados