La atmósfera estaba cargada
De esencias y villanías
Ambos amantes yacían
Bajo un manto de agitación
La hembra no renunciaba
A fuerzas se defendía
Pero la noche la envolvía
En una nube de pasión.
Aún en su altanería
Sentía una desazón.
Bajo su calzón.
El macho que la rondaba
Avanzaba y retrocedía
Ambas bocas reían
Nerviosas de aparición
Las huestes flaqueaban
Ante tanta algarabía
Poco a poco caía
Cadencioso el telón.
La soledad de la tarde
Compuso una melodía
De pieles en sinfonía
Y volcanes en erupción
Las defensas callaban
Ya nada se oponía
Y se hacían más elocuentes
Los deseos en SI mayor.
Solo me resta decir
Que este preámbulo amoroso
Fue el que hizo exitoso
Este copular de emoción
Instantes de frenesí
Fruto frugal y goloso
Que sucumbió al poderoso
Juego de seducción.