Bastó una mirada
para conocerla.
Un simple saludo
recorrió su belleza.
Una flor en sus manos
entregada de las mías
le dijo en baja voz
deseos y caricias.
Le escribí versos
al rosar sus labios;
al besarlos,
me perdí en sus cabellos;
al encontrarme en ellos
le pedí más besos
y en cada uno
me encontraba preso.
Dibujamos juntos
un placer exquisito,
viajamos mil mundos
conquistamos fronteras.
Descubrimos el futuro,
contemplamos el pasado,
y juré yo en sus senos
mi nueva bandera.
Entregamos al destino
el resto de la historia
plasmada en fantasías,
plasmada en realidades.
Descubrieron nuestras pieles
dos mitos verdaderos,
dos mundos paralelos,
dos mundos tan iguales.
En el círculo infinito
transitado de los días
se verá la existencia
de una vida taciturna
que hablará del amor
que juntos escribimos
muy alto allá en el sol,
muy alto allá en la luna.
J.N.Q.