"A quien no puede caminar ya entendí,/ aunque ese no sea mi caso,/ cuando quise caminar sin ti.../ y no pude dar ni un paso".
Ya lo ves, la vida pasó para los dos,
no tiene caso que nos lamentemos;
tú te olvidaste hasta de mi voz,
en cambio la tuya aún la recuerdo
y en el laberinto de tu olvido me pierdo,
porque ya no nos hablamos, ni siquiera nos vemos.
La vida pasó y nos llevó por delante,
decirlo en verdad, me suena muy duro;
aquel sueño de amor puro, anhelante,
aquel idilio que parecía tan diferente,
aquel romance se quedó sin presente
y dejó morir su futuro.
¿Que cómo me siento, cómo estoy?
Estoy tranquilo, tal vez un poco triste,
vagando por ahí, sin saber a dónde voy;
herido por tu adiós todavía,
recordando cómo por tu amor moría
y cómo por el mío nunca moriste.
Ya lo ves, así son las cosas;
empiezan y se acaban así porque sí,
sin importar si me heriste o si te herí,
o si las nuestras eran cosas tristes o hermosas,
ni si hubo risas o si hubo llantos.
Qué ironía, con el tiempo amaste a tantos
y en cambio yo, sólo te amé a ti.