Muchas horas pasaron y una bella
silueta recordó tu lindos ojos,
tus mejillas hacían juegos rojos
con tu pasión de joven como estrella.
La rosa se asemeja a una doncella
y tu figura a dama con antojos.
Supe aplacar al fin nuestros enojos
con el dulce poema que hizo huella.
Cuántas horas la luna me miraba
acariciando rostro tan hermoso
y cuerpo tan esbelto y delicado.
De ese encuentro el amor tierno volaba
como un astro en el cielo luminoso,
cuidé al amor y al pétalo tocado.