Atrapé este amor al vuelo
en mis manos temblorosas,
antes de irme lejos
por el camino de las sombras.
Me lo llevé protegido
de la ilusión agonizante,
que por ausencia muere de frío
junto a versos inmortales.
Irremediable soñadora,
de indecible ingenuidad,
que en el cielo de las horas
sólo ha visto soledad.
Aún insisto en preguntarme
que va a ser de ti,
si estas ansias al mirarte
podrán dejar de existir.
Con desconcierto me miraría
si él supiera que lo amo,
y una triste sonrisa
pintarían sus sensuales labios.
Y es este miedo que me envuelve
si ya no lo vuelvo a ver,
con este amor que lo embellece
como sol de atardecer.
Ceci Ailín