Dentro de un castillo de arena
con adornos de caracol,
fui inventando un idilio
que emergía de mi gran pasión.
Amor idealista,
que el alcatraz contempló,
entre las murallas de arenisca
de mi solitario fervor.
Fue tan sólo humo
que la brisa transportó,
un amor sin futuro
que emergió
de mi recinto de ilusión.
Las olas celosas
de la pasión que surgió,
arrasaron con las murallas
del castillo,
de mi más encumbrada aspiración.