Cuando cruzas la puerta entreabierta,
me sacudes con tu brisa suave.
Te siento desnuda, en tu ropa de colores;
pletórica de órbitas en la piel.
Me rozas con tus pezones de acero;
tu vientre me lacera la imaginación.
Nos hablamos.
Me besas y te beso.
En la estrechez de mi celda diurna,
se me esparce un orgasmo en los ojos,
asciendo por la escala de tus piernas;
recorro tu centro, embriagado de aromas.
Hay éxtasis en tus suspiros;
la esperma cálida de mis sensaciones,
degusta tus entrañas.
Cuando cruzas la puerta entreabierta,
me sacudes con tu brisa suave.