Al ser un individuo abstraído
de la ajena opinión o semblanza,
deambuláis exento de familia,
y no disponéis ni dispondréis
de una brizna de calor
en el camino ni en la morada.
*** *** ***
De nuevo, una vez más,
repaso temores y cuentas,
cuestionando lenguajes torcidos,
que al omitirlos pierden su fuerza,
la indiferencia los torna invisibles,
me giro, les doy la espalda
y se desvanece su endeble solidez,
pierden el cuerpo, (¡por fin hay justicia!)
ganó su inmadurez
la perdición abstracta,
la más absoluta inconsistencia.
*** *** ***
¿Quién ganaría la partida?
¿Quizás el que cede rendido
a la negación de unos designios
caprichosos, egocéntricos,
radicales, obsoletos y destructivos?
o ¿El que se afianza
y al luchar es reincidente,
hinca sus conocimientos y valores,
esos, que ayudan al resto y construyen
desatando la sabia alquímia,
que adivina al alcanzar...
a la blanca confianza como providencia?
Quién pierde por causa injusta
la energía cabida en su noble sonrisa,
es como el que dice
querer salvar en la justa
a la dama atrapada
en la realeza y el pillaje
entre ensangrentadas espadas,
y ante la primera embestida
se echa para atrás,
olvidando la encomiable cruzada,
desistiendo, sometido
por la hipocresía y la farsa,
y con el ultraje es desterrado
siendo vaciados sus espacios,
los rincones,
de esa, una estética sublime,
de su imperecedera ética
levantadándose en su lugar
una fortaleza esquiva,
cual subyuga con patrañas, con mentiras
y sólamente entiende el rumor hediondo
de insulsas y vanas idolatrías.
318-omu G.S. (bcn-2011)