A ti, te escribo esta carta, disculpa lo borroso de mis letras; mi llanto se hace responsable de ello.
Te busco y no te encuentro, esta distancia no logra saciar mis ansias y aquí me encuentro, llorando tu ausencia y recordando momentos, de cuando éramos locos amantes, que bajo la luna llena se llenaron de besos.
Tu recuerdo sigue aquí y camina tras de mi, cual sombra a mis espaldas, siempre tan callada, siempre tan cercana; a veces invisible, pero siempre presente.
¿A caso no te das cuenta que te amo? Que quiero pasar el resto de mis días a tu lado, que quiero vernos viejos, tomados de las manos cansadas, recordando buenos tiempos y contando historias a nuestros nietos sobre nuestro primer beso.
Extraño como me mirabas, con esos ojos llenos de brillo y ternura, que se clavaban en los míos, dándose besos apasionados entre ellos, dejando deseosos a nuestros labios de encontrarse aun con mayor locura.
Extraño sentir tus manos explorando mi piel, sentir tu corazón acelerado después de un beso; extraño escuchar tu voz susurrando a mi oído un te amo. Extraño todo a tu lado; extraño, es no extrañarte.