la negra rodriguez

ADIÓS

En esta líneas que llegan hasta ti, te manifiesto el sentir más triste que  me acongoja, pero que me hace recapacitar sobre lo que fue nuestro  querer, y digo ‘’nuestro’,’ para no hacer más lastimera esta situación de mujer que hoy vive una terrible decepción.

Cuando sentiste que la vida se te hacia chica, se portaba esquiva, me buscabas anhelante, y yo, crédula, emocioné mi alma por enésima vez. Te di lo que  creía que tú más necesitabas: apoyo moral, besos abrazos y mi incondicional, mi loco amor. Y  bueno, por un lapso corto en que  te sentiste carente de toda afectación, te aferraste a mí como tu única tabla de salvación. Luego al verte libre de las congojas y cuando la vida te sonríe nuevamente, yo paso a las sombras de tu vida, a lo que se puede relegar, a lo que menos se valora. La dulzura que decías que encontrabas en mi, empalagó tus horas y se convirtió en un tempano de hielo, así me ve tu desdén.

Pero bueno,  me queda decir que la ‘’vida es así’’, que eso pasa y a mí me pasa siempre contigo. Ya no me necesitas, ya perdí vigencia, y me siento como esos papeles desechados cuando se escribe y se escribe y nunca se logra el mejor poema.

Yo también pienso que por más hojas que raye en el intento de escribir el mejor poema,  nunca llegaré a conseguirlo, como nunca encontré el amor ideal.

Y hoy me siento como esa golondrina que retrasó su vuelo, queriéndote acompañar en tus nostalgias y que ya tiene que irse porque el frío del olvido se aproxima. En mis alas llevo el  el peso de mis amarguras y que  intentan detener mi viaje. Pero me voy, ya está muriendo la tarde, los arreboles se están oscureciendo y el frio de la noche   está invadiendo  mi alma. Te dejo la sonrisa que aun en el momento más triste pediste que esbozara, que más que sonrisa fue una mueca, porque te sabía triste y me sentía  capaz de darte alegría, porque estabas  con frío y quise ser tu abrigo.

No te deseo nada, no puedo desearte nada, me duele ser tan dura pero soy sincera en lo que digo. Adiós, me marcho para siempre de tu vida, no miraré  atrás aunque me duela, y aunque mi vida se quede en el ayer perdida, seguiré mi camino hacia el olvido.

Adiós amor, que me dueles tanto.