Suerte vana y vacía,
No me acompañas
y pides pleitesía,
Vil destino que tomas
mi salud y la riqueza,
Pobreza de espíritu y virtud,
Monstruosa Vida detestable
Sedienta de sombra y luz,
Arrasando con invisible fe
La fuerza y la enfermedad,
Son un juego de cartas,
Terrible pago del oráculo que se acuesta,
Apuesta prohibida
falsa obtención de la facultad.
!Suerte vana y vacía¡,
¡Horror de media noche!,
Aparición de un sol palpitante,
Pavorosos Destellos blanquecinos y azules,
Alma conmocionada
Decepción de la vista,
Desolada esperanza
Que te pierdes como el corcel,
Desvanecido en la lucha de dos soles.
¡Santos!, Santos paganos abrazados,
La suerte vendida
La tenemos pagando y soportando,
Ante la sed y el hambre,
De nuestros corazones sin alma,
Hirviendo la rabia como la fiebre,
Rey faraónico ahora fallecido,
Su cuerpo yace como el mío,
Indefenso y desnudo.
¡Mísera enseñanza!,
De un mal sabio,
A un mal discípulo,
El cual planea su venganza,
Este es un octavario funesto,
Que me deprime y me subyuga,
Que ante el alumbramiento,
Una estrella sigue y me guía,
Pesa mi vida,
Y los días de mí se burlan,
Instruido a su vulgar conveniencia,
Mundo bastardo,
Me sacrificas,
Y me tomas en llanto.
!Bestia escondida¡,
Devoras el cielo
envuelto en llamas,
De esta noche blanca y azulada,
Magia sombría,
Te dispersas como la fiera,
Tras la plaza mi voz,
Apagada y sus velas,
Maldecido siempre maldecido.
En el camino tirada,
Se encuentra mi yegua,
Así soy el esclavo,
De la tierra,
Vida me mortificas,
De mi todo tomas,
Cada quien de mi algo se roba,
El universo mantiene confabulado,
Contra mí o conmigo.
Renacido sin mañana,
Temor que a mi acusas,
El azar esta echado,
Y las cartas son como dados,
De ti nada en la mesa,
Corriendo sin norte,
Más solo una estrella,
Naufragó con valentía,
Y ve allí me persigue la muerte,
Que ni magnificente sea,
Ella siempre llega,
Alvino sol que aterrorizas,
Al velo ocultista,
Mirad al rico,
Mirad él de buena salud,
La risa es mía de plenitud,
Cuando la surte gire,
Ellos esten conmigo.
!Y feliz naceré de nuevo¡