Al partir mi alma se acongoja
y mi nave lentamente va virando,
y siento que de mi cuerpo se despoja
mi corazón que ahora esta amando.
Los faroles de la plaza están muy solos,
el malecón muy triste se ha quedado,
todo es silencio, solo las olas,
sienten que mi nave ha partido.
A lo lejos vislumbro aún las luces,
poco a poco voy perdiendo la visión,
y van quedando los días tan felices,
va quedando también mi corazón.
Ay loca ilusión, amor pasajero,
ya no volveré a verte como antes,
porque la vida es así del marinero,
amar y llorar son bellas artes.
Cuando lejos de ti, mi alma ausente,
mi encanto volverá a tu recuerdo,
mientras mi corazón solo como un roble,
soportará el dolor de haberte amado.