Ojos de cielo
de una tarde rosada,
Que deshoja la flor
Carente de espinas
Del alma amada...
Crea versos de tristeza
Arrojados a la luz
De la musa soñada,
Que perfumada y erguida
Clava en su pecho mil espadas...
Medieval sin armaduras
Caballero que no pertenece
Al siglo donde se aferra...
Parido para crecerse
Como trovador de la tierra...
La doncella del corazón
Hace que le broten saladas;
Lágrimas de sus ojos celestes...
Medieval que aun crees en hadas
Recuerda: estamos en otro siglo...
¡que no deshojen la rosa de tu alma!
A MI AMIGO y GRAN POETA RAFAEL RIVAS “LANCELOT” ANTONIA CEADA ACEVEDO