Jinetes cabalgan en mi mente,
sus pisadas se hacen cada vez más fuertes
ruidos ensordecedores explotan en mi,
de las narices sopla fuego
que enciende la leña en la chimenea
y los carbones en el anafe de la abuela.
Me persiguen en el bosque
blancos fantasmas con risas
sardonicas, maquiavélicas,
elevo la mirada al cielo
que me ayude, me rescate.
De la bóveda celeste baja un cordón
sujetado por una mano azul dorada,
que me enreda en el y me eleva hacia las nubes
suavemente me deposita en una colcha de algodón
donde duermen plácidos, ruiseñores.
Todo respira paz y quietud
me hundo en esta ensoñación
arrullada por los arpegios de mi amante ruiseñor,
cabalgo en mi caballo blanco
hacia tus orillas de espuma azulada.
Merche DemBar
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