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Las recetas de la abuela/ La lista (cuentos breves alegóricos J.Cortázar)

Las recetas de la abuela

De la fantástica misión de levantarme temprano, bajar con todos los dolores y encontrar el baño ocupado a tiempo de explorar justamente el dolor del parto en una dilatada vejiga vengo a descubrirme una vez solo que es imposible etiquetar todo el espacio y todos sus lugares ocupados por las pequeñas cosas y necesidades diarias. El mate es el mate y por más cartel que uno le señale la yerba idefectiblemente se lavará una y otra vez todas las mañanas. Hay viejas recetas para cada cosa, hasta la sopa de la abuela, pero como haría alguien para descubrir como se soluciona el dilema de no lavar la yerba del mate si ese alguien nunca conoció a su abuela o mas trágico aún si la única abuela viva no tenía ese contacto necesario y absoluto como para transmitir un libro de recetas de “como solucionar todos los problemas de la vida”. ¿Sabría ella por ejemplo cual es la falla al darle arranque a mi auto y solo escuchar un zumbido cuando el piñón gira loco y suelto a varios milímetros de la corona?. Es obvio que hay cosas y situaciones que sobrepasan a lo meditado en los años 70, cambiamos de siglo y aquella famosa frase o canción de la era de acuario hoy la vengo a re descubrir en la precesión de los equinoccios. Claro ¿que abuela puede saber que el eje de la tierra además de estar inclinado se bambolea?...Si tuviera un auto mas moderno estas cosas no me ocurrirían y tal vez me levantaría de buena gana sin pensamientos negativos y sin etiquetar meticulosamente cada cosa y cada situación, no me pondría crema en las piernas antes de acostarme, tampoco al levantarme, me cepillaría los dientes y usaría cada mañana una pasta dental distinta, cada día sería una fiesta y almorzaríamos en paz en familia, el televisor sería un simple espectador y a bajo volumen comentaría los chismes de los vecinos, yo rezaría una oración de gracias por el pan de cada día mientras mi hijo más chico saca su cabeza de arriba del plato para escuchar las plegarias. Mi mujer, mi maravillosa mujer sería feliz. En parte lo es porque ella jamás conoció a mi abuela y ella así tiene sus propias recetas, tal vez de sus propias abuelas o de esas que uno aprende en el camino, siempre un vecino o un transeúnte se arrima y comenta al ver que el auto no arranca, eso pasa fuera del garage y uno descubre que hay muchos más mecánicos que gente común y también que el garage se puede transformar en una especie de bunker donde no llegan las palabras extrañas y nacen los milagros al reparar el viejo burro de arranque mientras mi mujer me ceba mates con la yerba recién cambiada.

La lista

Así fui tachando algunas cosas de mi lista, después de tantos años, 53 para ser exactos, la lista se fue engrosando y engrosando, no se a ciencia cierta que número de lista es ya que tampoco es la primera que alguna vez tiré al cesto de los papeles sin antes romperla en 20 o 30 pedazos para asegurarme que cada item no me alcance aún despedazado, luego ya en los años en que uno paga sus propios impuestos hubo listas nuevas donde estaban incluidos esos impuestos entonces se hizo necesario, imprescindible, ponerle categoría a cada cosa de lo contrario uno podía incurrir en el delito de comprarse zapatillas antes de pagar la luz entonces llegado el momento uno podría caminar muy cómodamente a oscuras, ahí entra en juego la elección y se debe acomodar la lista por prioridades donde evidentemente nunca entran cosas tan importantes como el amor o las vacaciones, cosas que los que no poseen listas tampoco tienen en cuenta ya que para ellos son tan naturales como comer o tener sexo en cualquier momento del día mientras el único ambiente no esté ocupado por otros integrantes de la familia y se junte el dinero suficiente como para llegar a Mar del Plata. Claro que hay un cierto grupo que no solo poseen listas sino que las mantienen prolijamente ordenadas, inclusive remarcado cada item de cierta importancia con resaltadores de distintos colores y aquí encuentro explicación a la vieja paradoja de las mangueras de colores, ¿a quien no le gusta regalar pedazos de manguera para que las niñas jueguen a saltarlas en las esquinas del barrio?. Por ese motivo esta gente vive en barrios sin esquinas, cercados y vigilados no vaya a ser cosa que se les olvide un item, ellos se mantienen gracias a este tipo de conductas, separar las cosas, no mezclarlas, a ellos no les falla el burro de arranque del auto, poseen un item que dice: “llevar el auto al especia_lista”.