Yo le robé a tu boca muchos besos sinceros,
y me dieron tus ojos su cándido mirar,
tantas cosas bonitas que guardo en mi recuerdo;
que aunque pasen cien años yo no podré olvidar.
Tu voz y tu sonrisa pasean por mi mente
y añoro diariamente en tus brazos estar,
como la luz de un faro que oscila en la tormenta;
y ofrece sus destellos en cada palpadear.
Si aún piensa que es falsa mi pasión verdadera,
pregúntate si falsas son las olas del mar;
o si es como un ensueño que habita aquí en mi pecho,
que por ti sólo sabe amar, amar y amar.
O dime si hay alguien que exprese con certeza,
cuantas gotas de lluvia nos dejan al pasar;
las nubes cuando lloran y rompen el silencio
y que al igual que yo quieren amar y amar.
Que linda aquella tarde que te sentí tan mia
y que pude en tu pecho mi boca reposar,
y aquellas dos palomas que anidan en tu pecho
sólo quisieron libres volar, volar, volar.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita