Todo el amor era de mar sereno/
La acera derrochaba su enero y
el curioso ojo de la parra se embelesaba/
Pechos juntos, pieles de roce/
Hábitos gemelos de incesto/
Fue el tiempo que desterramos al bracero/
Por la blanda carne entrábamos hasta los huesos,
colmadas las almas como un corpuscular jardín
Se anudaban los extremos,
los estómagos aliaban sus puntas/
su continente se hizo lago amotinado/
Hoy solitarias ostras en dos riberas de alambrada,
ya la furia pasionaria enmarcó el recuerdo del alba/
En el amarillo cuadrado maltrecho
habló el opaco ladrillo
con el clamor de la pared malgastada/
El cerrado tálamo congeló las sábanas
y la cama dejó su frío destino de ruleta hastiada/
Hubo solo un adiós de momento
que no equilibró el corazón deshecho/