Andábamos a escondidas
tú y yo ocultándonos de los demás,
nos recreábamos en el crepúsculo
pues él sabía de nuestro amor
y nadie más.
Era un secreto entre nosotros,
juntos hacíamos un mundo especial,
tu veías la luna crecer
y yo volaba lleno de placer.
Las hojas amarillentas
volvieron a caer sin pena,
y todo nuestro amor fue creciendo
entre el trinar de las golondrinas
y las bellas flores que te acompañaban.
Avanzaron los meses de euforia
y el atardecer ya con hijos idos
nos volvía a estremecer.
Han sido los años los que supieron
de nuestro amor de entonces.
Han sido los días los que atestiguan
nuestro enamoramiento.
Juntos hemos caminado
desde aquellos crepúsculos
llenos de timidez.
Y estamos aquí frente
al ocaso tú y yo
tomados de la mano,
sintiendo yo tu piel sedosa
tú mi protección celosa,
y así seguimos admirando el horizonte,
sabedores del destino fatal,
y aun aunque nos alcance,
sin importar el cuándo,
tú y yo seguiremos por siempre
tomados de la mano,
tu verás la luna crecer
y yo volaré lleno de placer.