Somos como barcos .
Siempre estamos buscando
nuestro faro que nos guie
a puerto seguro, al amor que nos espera
al abrigo de las tempestades,
al calor del afecto, de la estima.
Vamos atravesando mares en calma
y mares turbulentos,
de día y en las largas noches
de tormenta y soledad.
En nuestro navegar pasan a nuestro lado
los habitantes de nuestros sueños
y de nuestras pesadillas.
Pero la luz del faro está siempre atenta,
cálida y dispuesta a socorrernos
de las tenebrosas imágenes de naufragio,
de las tristezas del abandono,
en las noches sin luna ni estrellas,
invitándonos a refugiarnos en su fulgor.
Y ahí está, en la costa, nuestro amor
para cobijarnos en su regazo.