Quiero amanecer un día, en tus brazos,
para ver la madrugada;
ver el sol cuando se pone muy radiante,
y su luz da fulgor a la mañana.
Darte un beso en esa boca, que me invita,
a que no te levantes de la cama;
tomando tu rostro entre mis manos,
y posarlo suavemente en la almohada.
Oír trinar los pajaritos, con su canto
y aleteando en la ventana;
por donde entran los rayos del sol naciente,
para posarse entre los dos, mientras te amaba.
Tu voz, decir…amor hoy no te vayas,
quédate aquí mira mi pecho que te llama;
sigue besando estas palomas que no vuelan,
porque sus alas, tú las llevas en tu alma…
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita