Conozco un mundo aparte de sombras y agonía.
Un mundo de tristeza donde no hay alegría,
donde nunca amanece y es noche todo el día.
Sin niños sonrientes, pleno de gentes dormidas.
Conozco un mundo extraño sujeto con cadenas,
con sus puertas cerradas, como sangre en las venas.
¡Qué solitario mundo: frío y sin compañía!
¡Cuán desolado mundo: oscuro en demasía!
Deambulo por sus calles buscando mil salidas.
Camino entre tinieblas, doblando las esquinas.
Tropiezo con sus rocas, ya sangran mis heridas.
Espanto alucinante, murallas con espinas.
Deliro en su paisaje, corro en su geografía.
Sollozo agonizante, la urgencia de algún guía.
Desplazar incesante en busca de salida...
Retomo por instantes conciencia de la vida.
Me alejo del poblado, estoy en tierras baldías:
Sembradas con recuerdos y esperanzas perdidas.
Sus cielos sin estrellas, sus luces extinguidas.
Respiro sus miserias, aumentan mis agonías...
Mi espíritu enclaustrado se asfixia zozobrante.
Creyendo divisar un cambio en el paisaje.
Esculca el horizonte, hurgando algún mensaje,
deseoso de arribar a un nuevo paraje.