Un desperdicio, me negaba, pero...
ya nada es igual...
envidio a Bécquer, a Gongora, a Neruda...
eran poetas, esculpian almas, armonizaban a la gente
y conquistaban corazones.
¿Y yo?
Apenas embellezco el lenguaje,
un desperdicio, me negé
hasta este punto, crei ser poeta,
crei haber cautivado pero...
vale más una cara bonita, un buen cuerpo,
ser buena onda, que ser poeta.
Envidio las épocas caballerescas,
se apreciaba al talento,
al poeta, no importaba ser sociable...
¡NO!
Mi único talento, mi tan especial don...
¡ES UNA PUTA MIERDA!