Y en la brisa de una noche cualquiera en la que brillaban las luces de una fría ciudad, te atravesaste en mi vida, y te pegaste a ella. Efímeros sentimientos llegaron de la mano de una tonta locura que me aferraba a otro ser.
Y la paciencia de un amor que se sentía con ganas, que se luchaba día tras día, da como resultado la maravillosa epifanía de querer sin ser.
Un compromiso más que ninguna cosa es saber que este amor que profesamos se siente de verdad.
Gracias por estos maravillosos y únicos 21 meses