Reconozco que he sido
de ese tipo de gente que llevaba en las ingles
un mapa de provincias,
de los viejos tenderos que ofrecían a precios populares
sacramentos bilingües
y he comido faisanes y he rozado a un poeta
en el puente de Brooklyn,
he sido quien jugaba a los novios y preñaba arrecifes
en las tardes de lluvia,
me inventaba los nombres de los hijos nonatos
y ultrajaba a los dioses en orden alfabético,
porque yo he sido abismo y nieve y lluvia
y he vivido en un quinto
y he dormido en hoteles sin llamarme viajero
y he subido escalones con minutos de dudas
y he sembrado altramuces
y he segado herbicidas
ahora vivo de espaldas,
me consuelo
con las cosas que dicen los periódicos
y le cuento a quien quiera mis tristezas,
soy feliz
cuando tengo
un paisaje de whisky por las venas.