Tu nombre lo dice, eres el oro.
Mi infancia, y mi juventud, lo pase contigo.
Por tus campos corrí descalza
Y en tus bosques me escondí para oír trinar los pájaros
Y en tus andenes busque el amancay amarillo
y las dalias de colores para oler su perfume.
A tu frente el majestuoso Yanayhuarmi.
y a sus faldas Challabamba
El valle de durazno que en su temporada
Nadie se olvida de ella
En tus alturas se ve a la vicuña
Paseando como una bella dama
Y el cóndor volando como el gran señor de los Andes
Unos hombres vinieron de lejos
Preguntando por tu nombre y tus hijos te vendieron
Por un puñado de monedas
Pobre de ti Ayahuay te destrozaran como los buitres
Y el gran Llacteo se desplomará
Y toda tu fauna silvestre huirá
Lejos de ti.
Y al pasar los años serás un desierto
Porque los hijos que te vendieron te abandonarán
Aunque pasen los años
Yo volveré a verte porque en cada pedacito de ti
Están mis huellas de mi largo andar
Pero tierra amada eres un manta de oro,
La esperanza del mañana
de tus hijos que vivimos en tus entrañas
Y un día no muy lejano serás una estrella de Apurímac.