Acostado sobre la hierba de la noche,
como quien mira la tierra pequeña en su penumbra,
así es el cielo del descubrimiento,
pero no se verán mas que estrellas
si el corazón apagado en su centro
escapa al alcance de mi particular respiro.
Yo sé lo que ha de pasar cuando se queden las palabras,
y no tenga mas allá
otro soporte desde el cual anunciar
el cabo humano de la libertad.
Estarán detenidas las cosas
cada una a punto de dejarse al orden.
Estarán allí,
como si el derecho natural de volverlas nuevas,
fuese idéntico a la redención de lo que resulto inútil.
Quiero acrisolar el olvido,
y hacer con ello para mañana un acuerdo.
Yo iré en paz al fin,
sin hacer ningún esfuerzo por desentrañarme del mundo
Bajara toda la humana marea.
Sin vida la tristeza,
la emoción, la nostalgia, la alegría y el afecto;
hechos del desnudo fondo,
reunidos a una sola expresión
y a un solo gesto;
reunidos a este rostro pleno;
a este, mi sereno pecho,
donde reposa las emociones
hay veces an que no podemos voltear,
y de un sálpico mirar al SOL con nuestro mejor brillo,
pero podemos encontrar,
la lenguas de el posadas
sobre las sabanas abrigas
de un amanecer en la montaña,
quiza entendamos algun dia
que podremos estar tan cerca
como la nube en el cielo.....
subimos a un arco
en el que nunca se dispersa
las torrentes de aguas caudalosas
en las palabras que ocurren dispustas al olvido...
nadie sabra cuantas veces soñe con paisajes,
en donde aquellas sendas transitorias,
hubise podido pintar con colores fugaces
un amanecer en el infinito.