¡Ay! Qué emoción verte de nuevo,
Qué alegría tan inmensa, qué felicidad…
Pero… ¿tú no estás tan feliz de verme?
Si, vení salgamos a correr, juguemos a pasar la pelota.
Papá: ¿Qué sucede? ¿Te duelen tus manos?
¿No confías en que te pasaré la pelota?
Quizás los años han devorado tus ganas,
Tu energía que hacia caer las hojas de los árboles en otoño.
Tu energía que hacia que el reloj no parara, que hacia que…
Que todo fuera mágico, como las estrellas del cielo.
Noches y noches nos hemos pasado privándolas de su intimidad,
Desnudando a cada una de sus brillos. ¡Qué bello!
Y así, una por una caían ante nuestros ojos,
Y salíamos como buscadores de tesoros a encontrarlas.
No nos importaba si llegábamos tarde para la hora de la cena.
Queríamos seguir viajando…
¡Qué bello!
Es increíble ver como cada primavera lleva nuestros años,
Nuestros sueños, nuestras ansias, nuestras ganas.
Papá, ¿querés que empecemos de nuevo?
Vení, toma mi mano,
Papá: ¿Cómo era caminar?