He sentido como tu alma
vibra junto a la mía,
y como el calor de tu cuerpo,
se complementa con el mío
para formar una braza de amor.
He sentido el latir de tu seno,
que se llena de dulce
cuando amamantas al macho
que suavemente disfruta
tu miel de hembra.
He gozado el chorro de pasión
que brinda tu fuente,
cuando desesperadamente
mis labios beben de ella,
aquietando… la sed de amor.
He escuchado el fragor tuyo,
como de mil cascabeles
que anuncian el summun
de la gran pasión,
y luego piden descanso y ternura.
He visto tus ojos dormidos,
y he amado tus labios sonrientes,
después que nuestros cuerpos calientes
se habían unido
al ritmo de colores y chakiras.
He tocado tu suave piel
y olido tu esencia,
después, en busca de permanencia,
has acurrucado tu cuerpo junto al mío.
Entre calor, fuego y querer
he descubierto contigo
que esa diosa divina
se llama... mujer.