Amor a primera vista,
con nubes tersas de ensueños,
y con colores de luces
llegado con los labios risueños.
Amor que lo dice todo,
con miradas que inducen,
con perfume que deleita
en el despertar de las flores que seducen.
Amor que se engancha solo,
en enigmática atracción de idilio,
por sortilegios del destino,
para dar vida en el camino peregrino.
Amor que subyuga en los delirios,
al rojo corazón de cielo
y con premura de los tiempos,
goza de carnal pasión.
Nada podrá separarlos
pues los dioses lo han deseado.
Ni las ruidosas tormentas se oponen.
Ni los venenos del hombre distancian.
Ni las envidias malsanas corroen
a los que nacieron por la gracia para amarse.
¿Será que mañana
se mantenga el encanto
de los enamorados?
¿Será que mañana
fructifiquen unidas
las atracciones de los amantes?
¿Será que mañana
no estemos acudiendo
al sepelio del amor soñado?
Sólo los astros lo saben,
pues en su grandeza infinita,
han diseñado el recorrido del sol
por el magno universo de lo divino.