En los campos de ciruelas
donde crece el amor
yo vi nacer las estrellas
y encenderse la pasión.
Entre arroyos descobijados
ya se mecen las hojas,
los barcos han partido
y en su proa llevan una luz.
Los abetos imponentes
cantan su canción,
entre risas florecen,
y entre llantos mueren.
El día llega y la noche también,
el arcoiris algunas veces
suele aparecer.
En días grises o azules soleados
todo basta con un gesto
para embellecer
para triunfar o perder.
En los campos de ciruelas
hay un bello atardecer
huele a hierba fresca y café.
Todo empieza a dar muestras
de querer
como en cada estación,
estas son las últimas frutas
que se han de ver,
por que lo que vimos hoy,
ya mañana
no ha de volver a ser.