En cada tarde de ocaso ardiente,
parado frente al espumoso mar travieso,
me parecìa ver tu rostro sonriente,
me parecìa oìr tu voz de embelezo
y me sentìa envuelto en la brisa càlida,
cual caricia amorosa de tu encanto.
Cuando despuès de un tiempo sin verte,
volvì ansioso a tus brazos,
me sentì atrapado dulcemente
en el torbellino de tus dulces besos.
Fue un instante de èxtasis,
una tormenta furiosa de pasiòn.
Quise zafarme de tu abrazo amoroso
que envolvìa mi cuerpo anhelante.
Quise salir del èter delicioso
que removìa mi sangre candente,
pero no pude, ...ni tù lo deseaste
porque el amor nos estrujò a los dos.